Translate

Visitas

jueves, 10 de agosto de 2017

En una mañana Fría… Parte final.

Todos alguna vez hemos sentido esa melancolía infinita en nuestra alma, aunque no es tiempo de sucumbir a ella... 

Relato corto segunda parte.



Camelia volvió a la vida en un instante entre abrazos y sonrisas fulgurantes. Sí... volvió a nacer aquella hermosa mujer que permaneció en la memoria de aquellos habitantes, habilidosa cuentista que les llenaba de sorpresas y emociones en cada historia.
Quienes la apreciaban y mejor conocían, la reseñaron como el “Ave Fénix hecha mujer” por resurgir entre las cenizas de un mal amor. 

Así trascurrirían sus días compartiendo un rico café, entre estruendosas risas y jocosas anécdotas del diario convivir. Don Facundo era un agradable anciano muy querido en aquellos barrios, había acumulado más de treinta años de vivencias en la comarca, su estandarte era la esmerada atención a propios y extraños.

Sin duda alguna preparaba el mejor capuchino de la comuna y sus alrededores; por tanto, la cafetería siempre estaba llena, sobre todo en los gélidos días de invierno. Camelia jamás imaginó que aquella fría época traería consigo nuevas esperanzas a su vida.
 –Buenos días, preciosa Camelia… ¿De qué llevaras hoy?
–De que me recomiende hoy Don Facundo… Honestamente para mí, todos los capuchinos que usted prepara son deliciosos.
 –¡Umju! Y no te quieres casar conmigo… Te mantendría calentita todo el día, con el toque justo que a tí te fascina.
–¡Don Facundo! Me está usted haciendo una proposición sumamente atractiva.
–¡¡¡Atractiva proposición!!!– dijo el anciano. No, que va mujer… Atractiva tú tan rebosante de lozanía, yo con mi mosquete enmohecido e daría una vida aburrida.
–Que te lo digo yo, querida Camelia– grito Doña Cata desde una de la mesa del fondo –Ayer le pasé la manito y no encontré ni los cartuchos percutidos.

La jocosidad de Doña Cata, desató una cascada de risas cubriendo cada rincón del pintoresco lugar. Camelia no podía creer que su vecina, se aventurará a decir semejante cosa tan íntima, mucho menos cuando la cafetería estaba tan concurrida. 
Camelia avergonzada, sintió sus mejillas ardidas, era evidente los colores intensos de su rostro. Don Facundo al ver a la joven tan apenada, dejó escapar una risilla; Camelia quedó muy aturdida por los ardorosos comentarios de su amiga Catalina Pomarrosa, dueña de la lengüita más escandalosa de la comarca, mejor conocida como Doña Cata.

Ese año, el invierno se atrevió a golpearlos con mucha fuerza, pero un día cualquiera, en una mañana fría, Camelia leía una revista en un banquillo a las afueras de la cafetería, disfrutaba de una rosquilla mientras esperaba su cremoso capuchino. 
El clima estaba bajo cero y el local repleto a reventar, el jolgorio de los clientes enloquecía a Don Facundo y su personal. Absorta en su lectura, Camila no lo miró acercarse, sin tapujos ni caprichos hasta su nariz llegaría un perfume varonil, selecta mezcla entre almizcle y flores de buganvilia.
Levantó su rostro y con los ojos cerrados aspiro con descaró la exquisita fragancia, menuda sorpresa se llevó, un hombre maduro le sonrió con suma picardía. Aquel desconocido de avasallante figura, llevó consigo dos envases del más aromático café, nunca antes percibido por su refinado olfato.
En la distancia, Camelia pudo observar a Don Facundo con una espléndida sonrisa, haciendo muchas señas que ella no logró descifrar, sin más remedio que levantar su mano y saludar lanzo un beso a viento. Por instinto, aquel caballero dio inicio a una interesante conversación entre dos desconocidos.
-Disculpe molestarla señorita…Don Facundo le ha enviado su capuchino.
-Le agradezco se haya tomado la molestia de tráelo.
-Como no hacerlo si el local está muy lleno… Mire usted, señorita Camelia como esta de azorado el personal.
 -Para mí es costumbre- dijo Camelia sonriendo mirando alrededor- aunque es innegable que hoy está peor que nunca.
- ¿Sera que acepta mi compañía compartiendo un café?

La respuesta de parte de ella fue una sutil sonrisa, Camelia no demostró lo aturdida que se encontraba ante aquella exquisita fragancia que la hacía desvariar. Agradeció al cielo en silencio, que aquel hermoso día fuese domingo y no tuviese que ir a laborar, ya que no se perdonaría tener que marcharse y terminar de escuchar aquella voz profunda que le permito soñar.
A partir de ese instante cada mañana, dos almas solitarias se encontraban en el mismo lugar, compartiendo un rico café emprendieron una hermosa amistad, que con el trascurrir del tiempo se fortalecería cada vez más.
         Y fue una mañana fría –Una mañana fría de verdad– en aquella pintoresca comunidad, donde a su tiempo el amor surgiría entre dos amigos, quienes vivían día con día albergando en sus corazones, la esperanza encontrar la felicidad algún día. Al igual que el primer día -En una mañana fría-, aquellos enamorados jugaban a ser dos desconocidos, para no perder de la dicha de haberse encontrado...
¡Y así fue! Sí señor… Así fue como Camelia Mondragón, paso de ser “una pobre e insulsa Mujer” para convertirse en la más esplendorosa flor de la comarca, rebosante de alegría antes las frágiles alas del amor, disfrutaba cada noche desatando la fogosidad contenida, sumiéndose en el interminable éxtasis de la pasión...
             
                   "Así que piénsalo amigos, hoy en un buen día para hacer una amistad más. Tal vez tengas la misma suerte que Camelia Mondragón y le des la bienvenida a un nuevo amor..."



Denny Peñalver
Sublime y Dócil Dennoe Han.


Historias, cuentos, poemas, relatos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Bienvenido a mi Blog, Espero lo disfrutes tanto como yo....
Gracias por tu visita y dejar tu comentario...

Entrada destacada

Historias creadas por Nuevos Escritores