Una reflexión para aquellas personas que algunas sintieron que la esperanza los abandonaba y su corazón se llenaba de tribulaciones...
Cómo no expresar,
un sentimiento que atraviesa el alma cual relámpago al viento, rápido,
inesperado y fulgurante; haciéndose notar a su paso, aunque no lo haya
deseado...
Sí, llámalo
aventura o amor inesperado, la gran mayoría prefiere decirle "amor a
primera vista", cualquiera que sea la referencia, todos terminan
disfrutándolo, sin medir las consecuencias de sus actos; tras su elocuencia consumida,
ninguno se atreve a mirar la marca tan profunda que ha dejado, haberse devorado
en el aventurero encuentro de dos seres alocados, sin poder evitarlo se aferran
al uno al otro temerosos de ser separados.
Hoy día ya no hay
amores de esos, intensos y apasionados que permanecen encendidos a
diario... Aquellos que hierven la sangre y no solo por un rato, que se
miran cada mañana con los mismos ojos enamorados, que se abrazan cada noche
para sentir el corazón palpitando; es cierto, no hay amores de aquellos,
alocados, creativos y añorados; cómo el de estos que se amaron como nadie
nunca antes, aquellos que con su sublime sonrisa, alimentan el ferviente anhelo
de continuar juntos hasta por el resto de su vida.
Cómo no expresar
este sentimiento... Un torbellino impaciente en el indómito mar de las
pasiones, sin censura se desvelan con insensible sensatez; ardientes caricias
que trastocan el deseo de poseerse, antes que se entregue al sueño de la oscura
noche tibia, helando el corazón con su impostergable partida...
No obstante, aquel
sentimiento no muere en el intento, sigue escalando el muro de su desconsuelo,
superando incluso el más terrible tiempo, incesable aguijoneo de dolor en el
corazón marchito que no se resigna ante lo sucedido, pues la flor de este amor
se fundió de su espíritu...
Cada mañana, mira
al cielo respingando la nariz, dibuja una sonrisa en sus labios, mientras
absorbe a borbotón el perfume del recuerda de su amor más tierno; así vive y
lucha en su edad dorada, por emprender la vida nueva que se despliega en su
mirada, abrazando en su pensamiento tan codiciado encuentro más allá de aquel
hermoso cielo...
Sin embargo, la
vida no es más que el camino que debemos transitar cada día, con una exquisita
variedad de temporadas... Sí, así como lo lees... Tiene días turbulentos como
el incesante viento que golpea las hojas en el otoño, diseñando hermosas
alfombras de colores, otros apretados e incesantes como los calurosos días del
cruento sol veraniego, ni que decir de aquellos días húmedos y friolentos como
el terrible invierno, la vida es tan perfecta que te regala un sutil descanso,
así como la primavera que se abre tierna y fresca para mostrar su belleza.
Esa es la esperanza
nunca perdida, de quien amo al tenerle y sigue amando después de despedirse; a
pesar de ello, continua en el camino aferrado a las memorias que jamás se han
ido... Así, es el amor de aquel tiempo, el que llegó en un encuentro fortuito,
aventurero, inesperado y divino; transita el estruendoso grito de un solitario
sendero... Vive en regocijo y acaricia la alegría ante la esperanza
bendita, que nunca se tiño de negro, amor bonito y sincero el de aquellos
tiempos de mis abuelos,
Desconozco cuantos
seres alocados como aquellos, viven actualmente con el profundo anhelo de
experimentar, disfrutar ese sentimiento, abrazando con premura la esperanza
nunca perdida...
No me da pena
decirlo, yo también ardo en deseo de vivir maravillosos días como aquellos;
acariciar hermosos colores en el éxtasis de la pasión, como la sedosa alma que
encierro en mi pecho, teniendo presente que cada respiro es la esperanza
creciendo, plena, vibrante y llena de objetivos; uno más de aquellos seres
alocados que alberga en su corazón, la esperanza nunca perdida de un
futuro mejor junto al alocado, inesperado y aventurero amor de mis anhelos.
Denny Peñalver
Sublime y Dócil Dennoe Han
Historias, cuentos, poemas, relatos.