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martes, 27 de marzo de 2018

Descuido Fatal ... Parte Final


Aquí termina la historia, de un descuido fatal que marco una vida para siempre.

Cuando el dolor se lleva por dentro, eres fuerte y aunque llores, hay que buscar soluciones... El ultimo parte de un relato corto, publicado en serie de tres posts.



Sin embargo, la vida me debía esa lección, por terquedad, irresponsabilidad, falta de amor propio o pereza, el daño de mi rostro yo misma lo había creado.


(LLEGÓ EL FINAL)

Un momento de gloria, ver abrir la puerta mi corazón salto a mi boca, la garganta estaba seca y los pies no querían sostener mi osamenta. Con timidez me acerqué a la silla, después de saludar con tristeza, mis lágrimas fueron contenidas con el nudo de mi garganta, después de una sonrisa de aquel anciano. 

Bastó un vistazo del dermatólogo en fracciones de segundos, para ser diagnosticada con "Rosácea" la enfermedad en el rostro de las mujeres de mediana edad, en especial las que en su adolescencia o juventud jamás sufrieron de acné, yo era una de ellas. Los síntomas fueron evidentes, enrojecimiento de la piel (nariz, mejilla, frente y barbilla), ardor al tacto, engrosamiento de la zona afectada debido a los vasos capilares, y el escozor que aterra. 
    No te preocupes morena, te garantizo que, en cuatro días, todo habrá desaparecido, tendrás sanas y hermosas mejillasdijo el medico esbozando una sonrisa. 

Mis oídos se ensordecieron, no podía ser cierto aquello, se necesitaría un milagro mucho más tiempo. Llevaba con eso mucho y el ofreció cuatro días para arreglarlo; mil cosas se activaron en mi pensamiento, mi lengua se enredaba entre emoción y miedo. 

Sus palabras de aliento en aquel momento, fueron la grata fuente de sosiego para mi angustia, una ventana se abrió con lentitud llevado un rayo de esperanza a la oscuridad que oprimía mi alma.

Tras un profundo suspiro, las palabras fluían son soltura de mi boca, mis manos se abrieron y mi corazón se recuperaba a medida que la conversación avanzaba. En pocos minutos habíamos llenado el historial médico, una lupa del tamaño de mi cabeza se posó frente a mis mejillas; mientras el dermatólogo examinaba en detalle mi tejido dañado en extremo, la vergüenza se apodero de mi existencia, mi barriga en su berrinche reclamo su comida y odiosos sonidos acrecentaron mi pena. 
       —"Afortunadamente, la infección es superficial, si hubiese tomado el tejido interno estarías en problemas.

No hizo falta indagar en el asunto, rápidamente comprendí que se refería a la formación de tumores, con el tiempo podría desencadenar otra cosa peor; respire profundo y agradecí al padre celestial por ello, por tener un piedad y misericordia conmigo y no tener aquellos aterradores indicios.

Con poca confianza de obtener resultados en cuatro días, tal como había dicho el especialista, decidí intentarlo dando la oportunidad a antibióticos que no conocía; Sí, es cierto, abracé la esperanza que a la alarga sanaría; es decir, quería confiar en él, debía creer en su palabra; pues, aquella sería la única vez que lo intentaría; conociendo mis debilidad tuve siempre claro que de fallar, la depresión, terquedad y angustia blindarían mi encierro de por vida.

Sin pensarlo demasiado caminé por doquier en busca de la medicina, revisé cuanta farmacia conocía; mi estómago se quejaba cada vez con más fuerza, pero la poca voluntad que aún me quedaba no permitía abandonar la búsqueda, estaba resuelta a no volver a casa hasta completar las medicinas que requería.

El atardecer a lo lejos asomó su hermosura, miré la hora en mi teléfono y tomé un taxi pronto oscurecería; mi madre estaba preocupada, ya era la cuarta llamada que recibía; sin embargo, para una madre, la edad de sus hijos no es importante cuando la preocupación por ellos es infinita; la mía era especial, tal vez por ser la única hija entre cinco hermanos, para ella a mis cuarenta seguía siendo su niña. 

Temerosa que mi estómago gruñera feroz pidiendo su alimento, al menor movimiento interno apretaba mi barriga evitando que el conductor me viera, respire profundo al llegar a mi barrio, me deja caer en el respaldo del asiento trasero, en escasos segundo estaría en la seguridad que mi hogar me proveía. 

Esa misma noche, antes de instalarme con mi lapto para liberar la creatividad en mi escritura, apunte en mi calendario el inicio de la cuenta regresiva; seguí las recomendaciones medicas al pie de la letra... Han de creerlo o no, tanto mi familia como yo, quedamos asombrados al segundo día; mi rostro sólo mostró marcas oscuras donde crecieron enormes y asquerosos granos purulentos.

Como ocultar mi sonrisa y mi felicidad infinita, el dolor se había ido, mi rostro no estaba inflamado, no me importaron las huellas de su existencia; mi rostro estaba libre de puntos rojos, mi espíritu dejo atrás su condena; por fin podría retomar la vida en el punto donde lo había dejado, y las personas volverían a encontrar el camino a mis ojos en las conversaciones futuras.


Hoy, cinco años después de aquellos años de agonía, la vida me recuerda que "La Rosacea" forma parte de mi existencia; por lo tanto, es mi deber mantenerla bajo control para no se vuelva severa; no obstante, en esta ocasión que ha vuelto a mi rostro de manera inesperada, afortunadamente sé cómo afrontarla.

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Denny Peñalver
Sublime y Dócil Dennoe Han.

Un poco de mi lado humano para mis queridos lectores.


jueves, 22 de marzo de 2018

Descuido Fatal...Parte Dos

Descuido Fatal, cuando el dolor se lleva por dentro, eres fuerte y aunque llores, hay que buscar soluciones... 

Segunda parte de un relato corto, publicado en serie de tres posts.




Esta historia en su primera parte la inicie con estas sabias palabras "La salud debería ser lo mas importante en los seres humano...


(Continuemos...)


Ciertamente, a raíz de un rostro que perdió su atractivo a causa de un mal desconocido; quedó venció lo bello y colorido, dejando a su paso un árido desierto con purulentos montículos, algunos de ellos abrazando el terror en su interior, que al más leve roce se escapaba un río sangriento flotando en una nube entre blanca y amarilla. 

No fue fácil para mi reunirme con personas nuevamente; pero claro, cómo hacerlo si todas ellas perdieron el norte de mis ojos, fijando su incomoda mirada sobre las mejillas descuadradas que gritaban deseosas de ser miradas. 

Las conversaciones para mi eran un suplicio, no importaba si le conocía de años, de meses o pocos días; a fin de cuentas, ellos sentían curiosidad ante lo que me sucedió, mi corazón lloraba a mares; de hecho, no recuerdo si aquel sabor amargo en mi boca, fue literalmente sangre, quizá el dolor punzante de mi tristeza, lo cierto es que desencadenó una depresión intensa.

A mediados de marzo del año entrante, llegó a mí una opción esperanzadora, un maravilloso hombre que sanó las reacciones alérgicas de mi adorada abuela. Aquella noticia me llenó de felicidad infinita, un salvavidas apareció cuando me daba por perdida; obviamente, fui a comprobar lo que mi madre decía y contemplar a mi vieja con su piel liza, esbocé una sonrisa que jamás olvidaría, la prueba que necesitaba en mis ojos la tenía. 

Esa misma semana; muy temprano salí de casa, ni el almuerzo miré, lo que mi alma gritaba era sanar y recuperarme; ya estaba cansada y agobiada de vivir encerrada. No voy a negar que estaba asustada, temerosa de ser regañada por el espantoso estado de mi rostro, a cada paciente que entraba por inercia, hundía mi cara en el libro que leía mientras esperaba. 

Las horas se me hacían eternas, la paciente que estaba con el doctor, a mi parecer se tardó una eternidad, la deje pasar sin protestar porque era una anciana; no obstante, era difícil lidiar con la espera que desespera... Llevaba dos horas allí, la silla ardía de calentura, las manos sudorosas cada cierto tiempo mis pantalones agarraban.

La sala de espera quedó pequeña para la cantidad de pacientes que llegaban, quede sorprendida de ver lo solicitado que aquel médico era; me di cuenta lo tonta que fui por mi desconfianza, de haber hecho caso a los consejos de mi madre, muchas dolor y resentimiento se hubiese evitado.

Sin embargo, la vida me debía esa lección, por terquedad, irresponsabilidad, falta de amor propio o pereza, el daño de mi rostro yo misma lo había creado.


(Continuará...)


Denny Peñalver
Sublime y Dócil Dennoe Han



Historias, cuentos, poemas, relatos.

lunes, 19 de marzo de 2018

Descuido Fatal... Parte Uno

Aquí comienza la historia, basada en hechos reales sobre el descuido fatal y sus consecuencias.  

Primera parte de un relato corto, publicado en serie de tres posts.




La salud debería ser lo mas importante en los seres humano, un cuerpo sano física y emocional, es la ventana para conquistar el mundo; según los deseos, sueños, metas, anhelos y objetivos de cada quien. 


Un cuerpo cansado y enfermo, se convierte en una barrera para la superación; por ende, el triunfo se presenta lejano y sombrío, dando pie a la desesperación, la duda, sobre todo un desequilibrio generalizado.

Yo soy una de esos miles de personas en el mundo que no les gusta ir al hospital, mucho menos por una alergia o algo que se le parezca; ni que decir, de esos granitos de acné que llegan a nosotros más en la adolescencia que la adultez; sin embargo, mi ignorancia tenía un alto precio que pagar y mi terquedad mucho más.

Cinco años atrás, un día cualquiera en mi vida aventurera, emergieron tres granitos en mi mejilla derecha; al siguiente se convirtieron en diez, gracias a la insolencia de mis manos alocadas y sin control; parecían atraídas como un imán a mi supuesto acné; donde tocar, hurgar, rozar o frotar mis mejillas era una necesidad imperante de mis uñas largas y postizas; un círculo vicioso que me atrapó entre sus garras, sin intención alguna de liberarme.

No obstante, para el fin de semana como arte de magia se habían triplicado, corrido a la mejilla izquierda y de paso saltó a mi barbilla; quedé sorprendida ante la rapidez de reproducción. Verme al espejo era llorar sin consuelo, la verdad es que ni en mi adolescencia pasé por una situación como esa.

El bochorno se apoderó de mi existencia, la depresión y el encierro se convirtieron en el pan de cada día; no recuerdo cuanto peso perdí durante el proceso. Mi madre visiblemente preocupada trató de animarme, alegando cuanto había mejorado mi figura; resaltó la holgura de mi ropa, por la bolsa que se hacían en mis piernas, lo ancho de mis blusas, nada de eso me animaba.

En mi pensamiento, sólo rondaba las horribles espinillas de mi cara, mañana, tarde y noche; ni podía usar maquillaje para ocultarlas de la vista de los imprudentes; el sólo hecho de sentir mi rostro, devastado y envejecido, se llevó en un suspiro el alma mía, dejando pesadumbre y melancolía. 

Para colmo de males, fue la primera vez que miré una mujer de piel canela, con el rostro rojo en frente, nariz y mejillas; por supuesto, tuve miedo, el pánico consumió sin remordimiento mi espíritu; la picazón, inflamación, deformación y enrojecimiento me enloquecieron; mi alegría desapareció en un suspiro.

Había pasado un año de aquello y nada mejoraba, tocar mi rostro era doloroso, el mínimo rayo de sol encendía mis mejillas, como una plancha esperando alizar una camisa. En el trabajo, pocas personas se atrevieron a mencionar algún preparado casero para mi supuesto acné; cremas, brebajes, mascarillas, hasta algunas cosillas un poco indecentes.
 ─Tu podrás imaginar a lo que se refería la jerga masculina.

Algunos candidatos se ofrecían como donadores de la misma; tal vez a manera de broma para calmar mi evidente angustia; nunca lo enfrenté, pues no era de mi interés; lo cierto, es que fue una época aterradora y desesperante, sobre todo deprimente.

Lo peor estaba por venir. La navidad vitoreó en el viento su llegada, no me preocupó ropa, regalo, ni fiesta; mi más ferviente anhelo se centró en encontrar la solución a mi problema, aquel acné me lastimaba cada vez que lo veía; mi rostro experimentó cada cosa que me decían, agravando a cada minuto el estado de la misma y la belleza que un fue envidia de muchas, se marchó sin despedida. 

Ahora que lo pienso, ninguna de esas personas mencionó un buen dermatólogo; todos estaba ocupados conversando con mis tumultuosas y escabrosas mejillas, mientras mi forzada sonrisa luchaba por ocultar las lágrimas deseosas de salir a toda prisa.


(Continuará...)

Denny Peñalver
Sublime y Dócil Dennoe Han.

Historias, cuentos, poemas, relatos.

jueves, 15 de marzo de 2018

Amantes Ocasionales

Porque todos tenemos en lo más intrínsecos de nuestros pensamientos, deseos, fantasías, ese toque de locura incontenible...

Poema en prosa de mi autoría, dedicados con cariño a todas esas personas que viven este tipo de aventuras en sus alocadas vidas... 




Carnosos labios que golpean sin piedad la cavidad espumosa de su profunda intimidad. 

¡Oh, Dios... cómo luchar cuando no desea escapar! Si el disfrute de su pecado les lleva al más allá por el deleite de su ferocidad. 

Ella dio su permiso de tocar, tomar y gozar todo a su alcance al punto de no poder más, derrotados por el vaivén de sus cuerpos en un juego peligroso, donde súbitamente ambos explotan al éxtasis de su locura y agotados de amar.
  
Cálidas gotas corren cuesta abajo sin parar, chispas de alegría se deja escuchar con el chapoteo de su intima humedad, ambos gozosos disfrutan abrazados; al culminar a penas son capaces de soportar la intensidad de sus besos, a la mínima caricia ardiente, todo vuelve a empezar; pues, la noche es larga y el deseo mutuo, desencadena de una pasión irascible que no los quiere abandonar.

Nadie sabe cuánto vaya durar, lo único sensato es el tiempo, que no deja de avanzar y aprovechar es la única opción para ese par; pues, la pasión los calcina en su danzar y esos cuerpos sólo quieren gozar, no desea pensar en el alba que pronto llegará de la mano de una despedida brutal, hasta que sus caminos se vuelvan a cruzar y ocasionalmente volver a amarse, igual o aún más.


Denny Peñalver 
Sublime y Dócil Dennoe Han


Historias, cuentos, poemas, relatos.

martes, 13 de marzo de 2018

ALMA SILENTE


Cuando la tristeza que llevamos por dentro, nos atrapa en sus redes segadoras, no somos capaz de ver la salida.

Tomada de la red Google


Lo más triste, es no tener a quien contar tus penas, ese momento crucial que tu corazón es oprimido por el dolor, y que tus labios desean explotar con estupor; y te das cuenta que no tendrás ese apoyo que buscas, el consuelo que necesitas, tu alma se estremece ante la soledad infinita.

Darte cuenta que estas sola te rompe el alma; es doloroso, tanto como el frío que entumece tu piel en el punto mas álgido del cruento invierno, como el sol que incinera tu piel en el más encarnizado verano, quedas la compañía de aquellos que te aprecian, cual alegría de la dulce primavera, tan siquiera deseas aquella mano que sostenía la tuya y dejaste atrás cual ventisca otoñal.

Hay días que sentimos pertenecer a un lugar, pues somos apreciados, aceptados y apapachados; sin embargo, terminas aislándote cuando son más los días que te hacen sentir sobrante; solo queda un alma silente sumergida en la agonía de su pena.

Cuando eres la fuente para la descarga de las personas que amas; recibes un quintal de insultos y frustraciones, iniciando discusiones tontas donde que solo dejan heridas profundas, pensamientos absurdos, ira comprimida, y un perdón difícil de encontrar.


Qué triste es el sentimiento de un alma silente, heridas causadas por las palabras hirientes, cual puñaladas mortales proveniente de personas que más amas, cual las disculpas no calman el dolor que bordea tu corazón, dejando a su paso un el sufrimiento de un alma silente.


Denny Peñalver
Sublime y Docil Dennoe Han



Historias, cuentos, poemas, relatos.

domingo, 11 de marzo de 2018

Él es mi fuente de Inspiración...

Él es mi fuente de Inspiración...

Aunque parezca mentira todo escritor o escritora tiene esa musa o inspiración que despierta su creatividad infinita...



Tanto le quiero, aunque no lo tengo cerca mi corazón palpita y mis labios esbozan una amplia sonrisa...

Sí, así le quiero y más, a pesar que no es mío física ni emocional; según mi destino en esta vida no lo será... No obstante, le agradezco en la distancia cada alegría que me ofrece, el solo hecho de ver su retrato sobre el buró junto a mi cama, en mi lapto, la pantalla de mi móvil, el colgante de mi cuello o simplemente su rostro tatuado en mi pensamiento, aflora en mi ser mil emociones que aun no logro explicar.

Sí, así tanto lo quiero, que me da miedo descifrar si es amor real o una simplemente admiración que se transforme en una temible obsesión... Sin embargo, el llegó a mi vida en la época mas triste, desesperado y escabroso convirtiéndose en la musa que había perdido hacia muchos años. 

Tanto le quiero que, en mis días grises el simple hecho de pensarlo, mi alma borra los pesares melancólicos  y lluviosos bajo mis ojos. El café de cada mañana trae consigo el sutil aroma de su tez blanquecina y su mirada entristecida, sosteniendo aquella tímida y sonrojada sonrisa, hinchando sus pómulos tratando de disimular su soledad infinita, tan grande como la mía. 

Aun así, no odio ese mar que nos separa, lo añoro y le imploro al padre celestial que en nuestra próxima vida, nos permita nacer bajo el mismo cielo, encontrarnos, amarnos y completar la misión de estar unidos para cumplir nuestros sueños... 

Porque dicen por allí que los amores creados más allá de este cielo, no podrán romperse o alejarse con tal facilidad; ya que los amores celestiales son hechos con la pureza más valiosa de todos los elementos, creando la combinación perfecta dando origen a lo que conocemos como "Nuestro Complemento", aflorando nuestras sonrisas, alegrías, dichas y placeres que sólo existe en el perfecto acoplamiento.

Se que no es mío, desconoce mi existencia, mis sentires y añoranzas hacia su persona; aun así, quiero amarle, deseo conocer su vida, saber que hay mas de esa fotografía... Nunca sabre como llego a convertirse en la fuente de inspiración y alegrías... Sólo que lo quiero que él ilumina mi días.

Sólo sé que para los amores destinados desde el cielo; bastará una simple mirada, el roce involuntario de sus manos, una sutil sonrisa o un corazón rebosante de palpitaciones descontroladas; para demostrar que a pesar de la distancia, ese breve instante, introduce a uno en el mundo del otro...


Denny Peñalver
Sublime y Dócil Dennoe Han.






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sábado, 10 de marzo de 2018

AGRADECIDA CON LA VIDA

Cuando el agradecimiento se hace eterno y placido...

Por lo mucho que me ha dado, por el talento, creatividad o bendición que nuestro Padre Celestial me ha regalado...





Bendito y alabado sea nuestro padre celestial Yave, padre Jesucristo hijo y padre espíritu santo, tres dividas personas en solo Dios... que me ha devuelto la vida, alegría y la esperanza sin abandonarme a pesar de estar en la penumbra más oscura...

Bendita sea la lluvia que hasta el más humilde llega, bendito sea el viento que sin distinción de raza, género o clase social; ya que a todos acaricia con la calidez de su brisa. 

Hoy quiero gritar al mundo que estoy agradecida con la vida:
Por la hermosa madre que me trajo al mundo,por mi abuelo quien fuere mi gran amor paterno;por el círculo familiar que ha compartido conmigo risas y alegrías, enojos y melancolías, triunfos y fracasos, pero sobre todo estoy agradecidas por las grandes lecciones que llenaron mi existencia de "Sabiduría".


Sí, estoy altamente agradecida con la vida, que me enseñó a ver la ventana abierta cuando se cerraban las puertas, a levantarme tras cada caída, a superar el dolor con tenacidad, y sanar heridas para enfrentar cada día con nuevas metas...


Agradecida por recuperar mi apreciado Blog... 

para seguir compartiendo con ustedes lo que aprendo, lo que me piden publicar, y sobre todo lo que mi creatividad me permita....




Simplemente infinitas Gracias...



Denny Peñalver
Sublime y Dócil Dennoe Han.





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